lunes, 18 de enero de 2010

Eediohts

En un extremo del planeta de los Eediohts se alzó una voz: "Yo no soy un Eedioht!!", dijo.
La voz resonó estruendosa a los oídos cercanos, pero rápidamente se difuminó entre entre el tejido social.
Fue aquella una emisión en contrafase a las ondas cerebrales del resto de Eediohts.
Y cuanto más gritaba, más se atenuaba su grito. Y cuanto más se esforzaba, más inútil era su esfuerzo.
Y la voz calló. Y la gente la ignoró, temerosos del Keh-dirh-Hahnn.

En otro extremo del planeta de los Eediohts se alzó otra voz: "Yo soy más Eedioht que todos vosotros!!", dijo.
La voz fluyó enérgica hasta los confines del planeta, cual gas expelido por laxo esfínter.
Fue aquella voz apenas un susurro. Nada mas lejos de un torrente. Pero todos oyeron su mensaje, que corrió de boca en boca.
Y la voz siguió resonando hasta el final de los tiempos
Y la gente la adoró por ser como la suya propia... pero mejor.

Hízose mofa y escarnio del renegado Eedioht, mientras niños y grandes disfrutaban de la lapidación pública.
Y diéronse de comer sus miembros a los cerdiohts.
Y subastáronse sus propiedades en plazas y mercados para, una vez adquiridas, ser asimismo lapidadas en domicilios particulares.

Alzose el nuevo líder con popular alborozo, mientras niños y grandes supuraban el fluido de la alegría.
Y de sus deposiciones matutinas construyose un templo.
Y prodújose la invasión de un cardumen de moscas alienigenas que hizo del templo su hogar.

Y así les lucio el pelo.

Libro sagrado de los Eediohts.
Apocalipsis
Capítulo 4, Versículo 23.

0 comentarios: