jueves, 6 de noviembre de 2008

USA - Canada: I

Después de haber contado nuestro viaje por USA y Canada unas mil veces, y teniendo en cuenta que ya hace casi dos semanas que volvimos, mis ganas de volver a relatarlo con pelos y señales prácticamente se han esfumado.

En cualquier caso, y ya que prometí suministrar información a través del blog, voy a hacerlo de dos maneras:

1. Con unas cuantas fotos que el que quiera podrá ver en ESTE álbum
2. Contando lo que queda después del viaje

¿Y qué queda? Supongo que quedan las experiencias vividas en primera persona. Puede que dentro de unos años tenga que volver para recordar los paisajes, las ciudades, la peña rara que hay por el mundo... pero algunas batallas se quedan grabadas y las puedes meter (con calzador y algo de maña) en cualquier conversación durante el resto de tu vida (en plan brasas, lo se)

Me quedo con cuatro:

- Llegada a USA
- Viaje en Fung-wah Bus Boston-NY
- La conquista del Canadá
- Maple Leafs vs. Canadiens

¿Qué pasa cuando, gracias a un overbooking en clase turista te empaquetan en business y te tratan como un marajá? Que llegas al aeropuerto de Boston y te aplastas en una cola interminable para ir superando uno tras otro los interminables controles de seguridad. Queda el consuelo de no haber pagado de mi bolsillo el billete en business para desperdiciarlo después estando un par de horas de pie.

De todos modos, ninguna de las dos veces que he visitado USA después del 11-S han sido especialmente puñeteras a la hora del cara a cara con las autoridades aduaneiras. Algunas preguntas rutinarias, un par de miraditas en plan "si me mientes lo sabré porque estoy entrenado por el mismísimo cadaver incorrupto de J. Edgar Hoover" y poco más. A decir verdad, no me habría importado vivir una situación algo más "auténtica" y digna de mención, pero bueno, lo dejaré para otra ocasión. Mientras tanto iré pensando en cómo me habría gustado que fuese y os lo planto cualquier día de estos aquí mismo en plan ficción de la buena.

Sobre el viaje en autobús. Bien, si se da el caso de que eres un tiradillo, o símplemente no quieres invertir tus ahorros en un viaje rutinario de Boston a Nueva York, o viceversa, la solución es Fung-Wah Bus. Por unos 15$ el trayecto puedes tener un digno anticipo de lo que te espera al llegar a la Gran Manzana. Desde la peste a "Whoper" y "fries" tras la parada de descanso a medio camino, hasta la mezcolanza de personal a bordo, la estampa merece la pena. Tengo que decir que la anterior vez que usé esta línea no la encontré tan exótica, pero en este caso el paisaje era tal que así: cuatro chinos en primera fila (asientos reservados), unos cuantos negros vestidos de negros (como dios manda), algún que otro estudiante leyendo el libro de moda y sorbiendo con pajita un interminable moca-chino, un italo-japo-afro-americano con pinta de oso que trataba con extremada dulzura su reluciente i-Pod y, la guinda, dos dominicanas sentadas en la última fila (donde las chicas malas) repasando sus conquistas - "El tipo era un papichulo! Tenía tres o cuatro negras y yo era su favorita, pero whatthefuck!!, ya tu sabes, yo no quería más nada del pariguayo, no m'hijita, nts-nts-nts!!" Esta conversación aderezada con increibles aspavientos coordinados de brazo, cuello y cadera, impresiona, vaya si impresiona.

También estábamos nosotros a bordo, pero no nos considero suficiéntemente exóticos. Yo me limité a pegar la cara a la ventanilla y alucinar con la entrada a la gran ciudad, que no por ser mi segunda visita perdió ni un ápice de su efecto hipnótico: ojos como platos, media sonrisa y la sensación de haber estado allí no sólo una o dos veces, sino toda la vida. Supongo que es el efecto de haber tragado iconos televisivos y cinematográficos durante muchos muchos años, y puede que por eso NY se me antoje una ciudad acogedora en la que esás deseando poder llegar a caminar por sus calles sin mirar hacia arriba para que te acepte como a uno más. Lo cierto es que tendré que volver muchas más veces hasta que lo consiga.

Y por hoy lo dejo aquí, no sin antes destacar algunos highlights Newyorkinos. Un "must" como dicen las guías de moda:

- Trapicheo de artículos de lujo en Canal St.con Broadway. Chinatown a tope y visita a "piso franco" donde Don Gucci, Don Prada o Don Versace (entre otros) no dudarían en immolarse.

- En el MOMA intento retener datos, nombres, obras, pero definitivamente, en mi cabeza no cabe mucho más.

- Quién paga la factura de Iberduero en Times Square?

- Central Park, o cómo salir de una ciudad metiéndose en el mismísimo corazón de uno de los barrios más bulliciosos del mundo.


Por último, una hamburguesa de lo más recóndita. En una esquinilla, detrás de un cortinón enorme, en el hall del hotel Parker Meridien (118 West 57th St.) hay una hamburguesería con un aspecto de lo más auténtico. La hamburguesa en si no fue nada espectacular (de hecho me pareció pequeña, a años luz de una que nos zampamos en Kingston, Ontario...mmmmm) ¿Cómo ha llegado esa hamburguesería allí? Ni idea. ¿Merece la pena visitarla? Si. No me perderé en explicaciones, entrad en el hotel por muy pijo que parezca y si no la encontráis a la primera perguntad en recepción. Ya tendrán el culo pelao de guiar a turistas hasta el tugurio en cuestión.

Y hay más, mucho mucho mucho más.