lunes, 18 de enero de 2010

Eediohts

En un extremo del planeta de los Eediohts se alzó una voz: "Yo no soy un Eedioht!!", dijo.
La voz resonó estruendosa a los oídos cercanos, pero rápidamente se difuminó entre entre el tejido social.
Fue aquella una emisión en contrafase a las ondas cerebrales del resto de Eediohts.
Y cuanto más gritaba, más se atenuaba su grito. Y cuanto más se esforzaba, más inútil era su esfuerzo.
Y la voz calló. Y la gente la ignoró, temerosos del Keh-dirh-Hahnn.

En otro extremo del planeta de los Eediohts se alzó otra voz: "Yo soy más Eedioht que todos vosotros!!", dijo.
La voz fluyó enérgica hasta los confines del planeta, cual gas expelido por laxo esfínter.
Fue aquella voz apenas un susurro. Nada mas lejos de un torrente. Pero todos oyeron su mensaje, que corrió de boca en boca.
Y la voz siguió resonando hasta el final de los tiempos
Y la gente la adoró por ser como la suya propia... pero mejor.

Hízose mofa y escarnio del renegado Eedioht, mientras niños y grandes disfrutaban de la lapidación pública.
Y diéronse de comer sus miembros a los cerdiohts.
Y subastáronse sus propiedades en plazas y mercados para, una vez adquiridas, ser asimismo lapidadas en domicilios particulares.

Alzose el nuevo líder con popular alborozo, mientras niños y grandes supuraban el fluido de la alegría.
Y de sus deposiciones matutinas construyose un templo.
Y prodújose la invasión de un cardumen de moscas alienigenas que hizo del templo su hogar.

Y así les lucio el pelo.

Libro sagrado de los Eediohts.
Apocalipsis
Capítulo 4, Versículo 23.

miércoles, 13 de enero de 2010

Thorp Cuisine - Hoy: Tarta de Manzana

Si todo lo que disfruto comiendo lo disfrutase cocinando, además de necesitar una báscula para camiones, sería un ente de energía pura, alineado con los procesos microscópicos y macroscópicos que mantienen la entropía del cosmos.

Pero mi cerebro no puede asimilar ciertos mecanismos. Lamentablemente, para mi entender, los 'poquitos', 'pizquitas', 'puñaditos', 'cucharaditas', 'ratitos' y demás jerga culinaria manejada, por ejemplo, por mi madre, son solo un gran agujero que irremisiblemente conduce a las profundidades de la incertidumbre y la angustia vital.

Yo necesito cantidades mesurables, ya sea de tiempo, de aceite o de levadura. Me valen medidas del Sistema Internacional, del Sistema Cegesimal o del Sistema Técnico. Me pueden dar el volumen de agua en litros, vasos, Acres-pie o Dracmas líquidos. Pero, por favor, seamos precisos!

Al parecer, el mundo de la repostería es, de todas las disciplinas culinarias, el más cercano a la matemática exacta. Expertos en la materia aseguran que es necesario seguir las recetas al pie de la letra y respetar las cantidades de todos y cada uno de los ingredientes para garantizar el éxito. Y son estos, y solo estos, los motivos que me llevaron la pasada nochevieja a probar mis habilidades con una suculenta tarta de manzana.

Al final la tarta salió (ver foto), y la verdad es que no fue difícil. Solo tuve que seguir a pies juntillas la receta, perfectamente cuantificada, que conseguí sonsacarle a mi progenitora tras un duro tercer grado y un tremendísimo ejercicio de concreción. Si yo fui capaz, seguro que cualquiera de vosotros también. Ahí va la fórmula mágica. Suerte!

Tarta de manzana:

Empezamos, como es lógico por la primera pantalla:

- Comprar en el super un hojaldre con forma redonda (no comprarlo ya hecho, por dios!! a eso llego hasta yo!)
- Agenciarse un molde con la misma forma redondeada, como si fuese la base de un cilindro de unos 35cm de diámetro y 5cm de alto.
- Restregar toda la superficie (interna) del molde con harina, con la única finalidad de que no se pegue la masa al hacerla en el horno (esto no os lo había dicho antes, pero si, hay que usar un horno)
- Ajustar bien el hojaldre a las esquinas del molde. Es decir, que con la pasta de hojaldre hay que cubrir la superficie (interna) del molde sin dejar ni un huequecito (como cuando forrabas los libros del cole, solo que ahora no hay libros y tampoco hay cole y estamos hablando de un molde con hojaldre para hacer una tarta.... vamos, que no tiene nada que ver)
- Coger un tenedor y pinchar el hojaldre por todas partes, como si le estuvieses diciendo "a que jode, eh?? a que jode!!". El objetivo de esto es que la masa de hojaldre no se hinche como un globo cuando se empiece a calentar. Hay que pinchar con especial regocijo en las esquinas del molde, que lo sepáis.
- Con el horno a 180º-200º, dorar el hojaldre sin que llegue a estar tostado (que no se ponga marrón, vamos) porque luego, en el paso final (o última pantalla) hay que volverlo a meter y no queremos que se nos queme (esto tampoco os lo había dicho antes... no queremos que se nos queme)

* NOTA 1: Si vuestro horno no tiene indicador de grados centígrados, podéis ponerlo a mitad de su poder calorífico. Esperad cinco minutos hasta que esté caliente y entonces metéis la masa del hojaldre.
* NOTA 2: Si hacer dos cosas en paralelo os produce cierto estres, mientras se completa este primer paso (o primera pantalla) podéis relajaros, pero ojo!, sin alejaros mucho del horno. Probablemente no tengáis controlada la dimensión temporal, por lo que para saber cuándo está dorado el hojaldre tendréis que hacer multitud de comprobaciones visuales. Aprovechando estas comprobaciones, si veis que en el hojaldre sale alguna burbuja sospechosa, pinchadla de inmediato. Esto será señal inequívoca de que no habéis seguido bien la instrucción 5 de la primera pantalla.

Cuando os sintáis preparados, podréis afrontar la segunda pantalla: hacer crema pastelera.

- Poner 2 vasos de leche en un cazo de unos 20 cm de diámetro. La leche no debe estar caliente.
- Añadir dos yemas de huevo (para ello tendréis que cascar un par de huevos y retirar la clara. Esto no requiere ningún tipo de gadget de última generación. Si no sois capaces de romper la cáscara por la mitad y deshaceros de la clara al estilo tradicional, como hacen las madres, podéis volcar el contenido del huevo diréctamente en vuestra mano y la clara se escurrirá entre los dedos. Lo que queda es la yema)
- Batir enérgicamente.
- Añadir dos cucharadas de mantequilla o margarina (cucharada = cuchara sopera, cucharadita = cucharilla de postre)
- Batir enérgicamente.
- Añadir 4 cucharadas de azúcar
- Batir enérgicamente.
- Añadir 4 cucharadas de maizena (esto también se compra en el super, aunque creo que con harina también vale, y de esto siempre suele haber en casa. Es el bote ese con polvos blancos que está detrás del frasco de pimentón y que nunca habéis usado antes, aunque siempre le queda a uno la curiosidad de si podría ser sustitutivo de los polvos de talco... que tampoco habéis usado)
- Batir enérgicamente una vez más.
- Poner a hervir la mezcla (fuego medio-lento)
- Remover sin parar mientras hierve.
- Si mientras hierve, la mezcla adquiere una textura parecida al mortero de obra, es decir, está demasiado espeso, añadir un vaso de leche y seguir removiendo.
- Si después de un rato hirviendo, la mezcla tiene una densidad similar a la de un caldo de pollo, es decir, no queda suficiéntemente espesa, añadir medio vaso de leche (no caliente) con media cucharada de maizena bien disuelta (sin grumos) y seguir hirviendo hasta que espese.

Y ahora la tercera pantalla, que es, paradógicamente, la más sencilla.

- Sobre el hojaldre dorado que hemos conseguido en la primera pantalla, se añade la crema pastelera y se extiende hasta llenar todo el molde.
- Cortar en lonchas 3 manzanas grandes y añadir sobre la crema pastelera.
- Espolvorear azúcar sobre las manzanas y volver a meter al horno.
- Mantener en el horno a 180-200º hasta que la manzana quede blanda (se puede comprobar pinchando con cuidado uno de los gajos) y con un punto de dorado.
- Al sacarlo, añadir mermelada de albaricoque sobre la superficie. La mermelada, antes de echarla en la tarta se rebajada con agua: echar un par de cucharadas de mermelada en un vaso y llenar el vaso de agua. Revolver hasta que quede ligero y sin grumos.
- Comer tarta.


P.D.
Prometo que siguiendo la receta al pie de la letra, la tarta sale. Pero tengo que confesar que:

1.- Me tuvieron que ayudar
2.- Sin mantequilla también sale (oh, cruel libre albedrío!!! cuándo me libraré de ti!!!)

domingo, 10 de enero de 2010

Habitat

Se alzan voces contra la construcción de una pecera excesivamente estrecha.
Al parecer, los peces no son capaces de hacer esta maniobra... se les mete agua por la nariz.