viernes, 18 de septiembre de 2009

Bio-Fat-Back

Mi vida como migrañoso ha pasado por varias fases en busca de la sanación: la química estándar, la homeopatía, los remedios naturales y las alternativas desesperadas más allá del razonamiento humanoide, como que un señor con americana cruzada de botones dorados te ponga imanes por la espalda en la cocina de un restaurante de Castro Urdiales.

A caballo entre estas cuatro disciplinas está el biofeedback. Durante una temporada, y ya perdido en la procelosa existencia del ingeniero, decidí que si un manojo de cables y unos cuantos componentes electrónicos podían llevar la palabra "HOLA" desde un teclado di merda hasta un display de 7 segmentos pinchado en una placa perforada, qué no podrían hacer por mis dolores de cabeza!!?? (sin duda mi cabeza es un mecanismo bastante más simple!!)

Dicho y hecho. El biofeedback es una disciplina (tecnológica más que médica, diría yo) mediante la cual se obtienen mediciones de funciones corporales específicas y cuantificables, para ponerlas a disposición del usuario. De esta forma, dicho usuario (yo mismo, para que nadie se sienta presionado) tiene acceso a información fisiológica de su propio organismo de la que, de otra manera, no tendría conocimiento. Esto le permite tomar control de procesos físicos que tradicionalmente se considerarían como una respuesta automática del sistema nervioso autónomo.

Está clarito, no? Bien, en otras palabras: me agencié un Electrodermógrafo (dekekueneii!!??!?) y me enchufé un electrodo al dedo índice y otro al dedo anular. El electrodermógrafo mide la resistencia eléctrica de la piel, que por lo que parece tiene una relación directa con el estado de estress o de nerviosismo del individuo. En relación con esta medida el aparato emite un pitido audible y ciertamente molesto cuyo tono varía en función de la medición. Resultado: cuando el pitido es muy agudo el individuo presenta un mayor nerviosismo, y cuando el pitido es muy grave, el individuo está perfectamente relajado. El truco está en que estando conectado al aparato y tomando ese pitido como referencia, uno mismo puede relajarse concentrándose en cambiar el tono de dicho pitido.

Ahora si está claro, no? Pues funcionaba, si. Yo me concentraba y el pitido se hacía más grave, ergo, me relajaba. Bueno, solo un rato, mientras estabas tumbado en la cama, perfectamente a oscuras, sin ningún ruido y conectado a la maquinita. Supongo que cuando me desenchufaba volvía a ponerme nervioso. Tal vez me sentía indefenso sin una componente biónica ayudándome a superar los obstáculos del día a día. Quién sabe.

¿A qué venía esto?... ah si, ya.

Todo esto nos indujo a pensar a ma y a mi, que lo más apropiado de cara a perder esos kilitos de más que se acumulan durante el verano sería comprar un bote de nocilla de 1 kilo. La relación con las técnicas de biofeedback es bastante directa (los más avispados ya os habréis dado cuenta)



En realidad sigue un razonamiento tautológico bastante idiota: Si controlo el régimen de consumo de nocilla, seré capaz de controlar mi peso en base a lo que "no he comido". No está mal, no? El cerebro humano es capaz de inventar realidades paralelas e introducirlas como un elemento más de nuestra vida cotidiana sin que nosotros, meros portadores de la masa encefálica, nos percatemos. Los caminos hacia la felicidad son inescrutables.

Prometo informar cuando acabemos con el bote.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Re-Flexiones III


Dos reflexiones serhumanas:

1.- Bien es "bien" sólo por comparación.
2.- El serhumano es el único ser con la boca más grande que la cabeza (desde un punto de vista estrictamente funcional)

Y no todo van a ser lamentos. Recomiendo encarecidamente la web de Alberto Montt